Señor Anderson: Bienvenidos a la primera reunión del grupo de chat Cambios Inesperados.
Señor Anderson: ¿Hay alguien ahí? ¿O debería decir, alguien va a admitir que está ahí?
BestiaNYC se ha unido al chat.
Señor Anderson: Hola, BestiaNYC
Señor Anderson: ¿Hola? Veo que estás ahí, BestiaNYC. ¿Quieres presentarte?
BestiaNYC: No quiero hablar... algún otro?
Señor Anderson: Sí, parece que tenemos un montón de mirones que se unieron al chat antes que tú.
BestiaNYC: Dejémosles hablar entonces 1º
Señor Anderson: ¿Alguien más quiere enviar un saludo a Bestia?
BestiaNYC: Da igual. No importa.
Señor Anderson: Gracias por hablar, DamaSilenciosa, perdón por la broma. ¿Qué clase de criatura eres?
DamaSilenciosa: Una sirena. Una pequeña.
Señor Anderson: ¿Fuiste transformada en una sirena?
DamaSilenciosa: En realidad, soy una sirena desde siempre, pero estoy *considerando* una transformación. Creí que este grupo podría ayudarme a tomar la decisión.
Señor Anderson: De eso vamos a hablar esta noche... de la experiencia de la transformación, como os convertisteis en lo que sois.
[
Ranita: Tu t has transf, Andy?
Señor Anderson: Bueno, no. Pero he creado este grupo para ayudaros a todos.
BestiaNYC: Eres una chica, DamaSilenciosa? Quiero decir, un, er, pez hembra. Una sirena.
Ranita: Cm vas a ayudrnos si n sabs lo q es est?
[
color=red]DamaSilenciosa:[/color] Bestia, sí, lo soy. Estoy pensando en convertirme en una chica humana.
Señor Anderson: Ranita, he estudiado vuestro tipo de caso. Extensamente. He escrito una tesis sobre Los Efectos de la Transformación en el Amor Verdadero, basada en los trabajos de Grimm, LePrince de Beaumont, Aksakov, Quiller-Couch, y Walt Disney...
BestiaNYC: Localización, Dama?
DamaSilenciosa: Estoy segura de que estás muy cualificado, Andy. Muy amable por tu parte montar esto
Señor Anderson: Gracias, Dama
DamaSilenciosa: Bestia, estoy en Dinamarca. En realidad, en el Océano Atlántico, cerca de Dinamarca.
BestiaNYC: Dinamarca?
[
color=green]Ranita: [/color] perdonad pr es difcil escribi cn pes palmeads
DamaSilenciosa: Dinamarca. Está en Europa.
Ranita: Quise decir PIES
Señor Anderson: Entiendo, Ranita. Creo que será bueno para vosotros, chicos... y chica... reuniros y charlar.
ChicoOso se ha unido al chat.
ChicoOso: Quiero hablar de esas 2 chicas a las que vi
BestiaNYC: Sé donde está Dinamarca. Desde la maldición, he tenido un montón de tiempo para estudiar, ya que no tengo vida.
Señor Anderson: Buena observación, BestiaNYC. También discutiremos los cambios en vuestro estilo de vida provocados por la transformación.
BestiaNYC: Hace frío allí, Dama!
DamaSilenciosa: Sí, lo hace. <sonrisa> Pero se está caliente en el agua.
ChicoOso: Quiero hablar de esas 2 chicas!
BestiaNYC: ¿Estás soltera, Dama?
ChicoOso: Esas dos chicas... 1 es RosaRoja y está realmente bueeeenaaaa!!!!
DamaSilenciosa: Algo así, Bestia. Creo que sé por donde vas...
Ranita: Lo + dur pra mi es comer moscs
ChicoOso: La otra es Blancanieves
DamaSilenciosa: Estoy soltera, pero hay un chico en particular... un marinero.
ChicoOso: No *esa" Blancanieves. Otra distinta... la hermana de RosaRoja. Callada. Ella también es simpática.
Ranita: No m gustan las moscs
BestiaNYC: La cuestión es, Dama, que busco conocer a una chica, una chica que pueda amarme
DamaSilenciosa: Halagador, Bestia, pero estoy enamorada d/ otro. Había un chico en un velero. Le salvé de ahogarse.
Señor Anderson: ¿Podemos no hablar *todos* a la vez?
BestiaNYC: Pero normalmente no tenemos a nadie con quien hablar
Ranita: Es duro sr 1 rana cuando no lo eres realmt
Señor Anderson: Lo entiendo. Aún así, tenemos que hacer turnos para no liarnos demasiado. Esta es la primera sesión, así que creo que discutiremos el cómo hemos llegado a lo que somos... como fuimos transformados.
Ranita: Creo q cabreé a 1 bruja
BestiaNYC: Yo también
DamaSilenciosa: Considerando un trato con una bruja. Bruja del Mar, en realidad. Mi voz a cambio de piernas humanas. Por eso soy Silenciosa.
BestiaNYC: Escribes muy bien, Dama.
DamaSilenciosa: Gracias, Bestia. Tengo dedos, no garras.
ChicoOso: Pre-su-mi-da
Señor Anderson: Bestia, ¿por qué no nos hablas de tu transformación?
BestiaNYC: No me apetece
Señor Anderson: Estás entre amigos, Bestia.
ChicoOso: Sí, adelante, así podré hablar de las 2 chicas.
BestiaNYC: Conoces a *2* chicas, Príncipe? Dónde ESTÁS?????
Señor Anderson: Esto no es un servicio de citas, Bestia.
BestiaNYC: Sí, bueno, no me vendría mal uno. Es difícil conocer chicas cuando te pareces a Chewbacca! Y tengo que conocer a 1 para terminar con mi maldición.
Señor Anderson: Necesitas una red de apoyo también. Por eso he montado esto.
DamaSilenciosa: Por favor, háblanos, Bestia. Estás entre amigos.
BestiaNYC: Vale, vale. Lo primero que tenéis que saber de mí es que, soy una bestia.
Ranita: de ahí el nick
Señor Anderson: Nada de bromas, Ranita.
BestiaNYC: Sí, claro. Pero hubo un tiempo en que habría dicho de una chica gorda, "Es una bestia". Yo no soy una bestia de ese tipo. Soy un animal. Pelaje, garras, nombrad algo. Todo en mí es animal, excepto lo de dentro. Por dentro, todavía soy humano.
ChicoOso: Lo mismo por aquí
BestiaNYC: Es realmente difícil para mí porque antes de ser una bestia yo... bueno, era guapo. Genial, popular, rico. Por ejemplo, mis amigos de la escuela, me eligieron su príncipe.
ChicoOso: Elegir? Príncipe?
Ranita: Los princ no se elign best... yo fui un princ 1 vez
Señor Anderson: Nos sobra el tiempo, Bestia. Cuéntanos.
BestiaNYC: <suspiro> OK. Todo comenzó a causa de una bruja.
Ranita: Así es cm empeza siempr
Capítulo unoPodía sentir a todo el mundo mirándome, pero estaba acostumbrado a ello. Algo que mi padre me había enseñado a temprana edad, y con frecuencia, era a actuar como si nada me afectara. Cuando eres especial, como nosotros, la gente debía notarlo.
Era el último mes antes del final de noveno curso. El profesor sustituto nos estaba dando las papeletas para la elección de la corte del baile de primavera, algo que normalmente yo habría encontrado patético.
—Eh, Kyle, tu nombre está en esto. —Mi amigo Trey Parker me dio un golpecito en el brazo.
—No creo. —Cuando me giré hacia Trey, la chica que estaba junto a él... Anna, o tal vez Hannah... bajó la mirada. Huh. Había estado mirándome fijamente.
Examiné la papeleta. No sólo estaba allí mi nombre, Kyle Kingsbury, para príncipe de noveno grado, sino que era el claro ganador. Nadie podía competir con mi aspecto y el dinero de mi padre.
El sustituto era uno nuevo que puede que todavía tuviera la falsa impresión de que porque Tuttle era el tipo de escuela que tenía una barra de ensaladas en la cafetería y ofrecía cursos de Chino Mandarín... es decir, una escuela donde la gente de auténtico dinero de Nueva York enviaba a sus hijos... no íbamos a meternos con él como los despojos de la escuela pública. Grave error. Pero no era como si el sustituto fuera a ponernos un examen, solo teníamos que pensar en cómo hacer que leer la papeleta y garabatear nuestras elecciones nos llevara toda la hora. Al menos la mayoría de los que estábamos allí. El resto se estaban escribiendo mensajes de texto unos a otros. Observé a los que estaban rellenando las papeletas mirar hacia mí. Sonreí. Cualquier otro podría haber bajado la mirada, intentar parecer tímido y modesto, como si se sintieran avergonzados de que su nombre estuviera allí... pero no tenía sentido negar lo obvio.
—Mi nombre también está. —Trey me golpeó el brazo de nuevo.
—¡Eh, cuidado! —Me froté el brazo.
—Cuidado tú. Tienes esa estúpida sonrisa en tu cara, como si ya hubieras ganado y estuvieras concediendo a los paparazzi la oportunidad de sacarte una foto.
—¿Y me equivoco? —Sonreí más ampliamente, para molestarle, y lancé un saludo como en un desfile. La cámara del teléfono de alguien chasqueó justo en ese momento, como un signo de exclamación.
—No debería permitírsete vivir —dijo Trey.
—Vaya, gracias. —Pensé en votar a Trey, solo por ser amable. Trey era bueno para las salidas cómicas, pero no tan dotado en el departamento de aspecto físico. Su familia no tenía nada de especial... su padre era médico o algo. Pondrían los votos totales en el periódico del colegio, y sería bastante embarazoso para Trey si quedaba el último o ni siquiera conseguía votos.
Por otro lado, sería guay si yo quedaba al doble o tripe de votos que el candidato más cercano. Además, Trey me adoraba. Un auténtico amigo querría que ganara a lo grande. Esa era otra cosa que mi padre siempre decía: No seas tonto, Kyle, no hagas las cosas por amistad o amor. Porque al final el único que realmente te ama eres tú mismo.
Tenía siete u ocho años cuando me lo había dicho por primera vez, y había preguntado:
—¿Y qué hay de ti, papá?
—¿Qué?
—¿Tu quieres...? —¿Me quieres?—. Nos quieres. A tu familia.
Me lanzó una larga mirada antes de decir:
—Eso es diferente, Kyle.
Nunca volví a preguntarle si me quería. Sabía que había dicho la verdad la primera vez.
Doblé mi papeleta, para evitar que Trey viera que me había votado a mí mismo. Por supuesto, sabía que él se habría votado a sí mismo también, pero eso era distinto.
Fue entonces cuando una voz llegó de la parte de atrás de la habitación.
—¡Esto es asqueroso!
Todos nos dimos la vuelta.
—Tal vez alguien haya dejado un moco bajo su pupitre —susurró Trey.
—¿Tú? —dije.
—Yo ya no hago esas cosas.
—Asqueroso —repitió la voz. Dejé de hablar con Trey y miré al lugar de donde procedía la voz, la freaky gótica sentada atrás. Era una tía gorda, vestida con el tipo de túnica negra larga que normalmente sólo ves en brujas y terroristas (no teníamos uniformes en Tuttle; a los padres les cabrearía no poder comprar en Dolce & Gabbana), y su cabello era verde. Obviamente un grito de socorro. Lo raro era, que nunca antes había reparado en ella. A la mayoría de la gente de aquí la conozco de toda la vida.
El sustituto fue demasiado estúpido como para ignorarla.
—¿Qué es asqueroso, señorita... señorita...?
—Hilferty —dijo—. Kendra Hilferty.
—Kendra, ¿pasa algo con tu pupitre?
—Pasa algo con este mundo. —Se puso de pie como si estuviera dando un discurso—. Algo muy malo, cuando estamos en el siglo veintiuno y esta clase de parodia elitista se sigue perpetuando. —Sostuvo en alto su papeleta. La gente se rió.
—Es una papeleta de noveno grado. —Ofreció Trey—. Para escoger a la realeza.
—Exactamente —dijo la chica—. ¿Quiénes son esta gente? ¿Por qué deberían ser tratados como la realeza? Basándonos en... ¿qué? La gente de esta papeleta ha sido escogida única y exclusivamente por su belleza física.
—A mi me parece un buen criterio —dije a Trey, no demasiado suavemente. Me levanté.
—Eso es genio. Todo el mundo ha votado, y es a estos a los que han escogido. Es un proceso democrático.
Alrededor de mí se alzaron algunos pulgares, hubo algunos "muy bien, tío", particularmente de Anna o Hannah. Pero noté que un montón de gente, sobre todo gente fea, permanecía en silencio.
La chica dio unos cuantos pasos hacia mí.
—Son ovejas, siguiendo al rebaño. Votan a la así llamada gente popular porque es sencillo. Belleza superficial, cabello rubio, ojos azules... —me estaba mirando—... siempre es fácil de reconocer. Pero si alguien es más valiente, más fuerte, más listo, es más difícil de ver.
Me cabreó, así que salté sobre ella.
—Si fueran tan listos, averiguarían como pueden tener mejor aspecto. Podrías perder peso, hacerte la cirugía plástica, incluso conseguir que te rasparan la cara y te blanquearan los dientes. —Enfaticé el tú en la frase, para que supiera que me refería a ella y no solo a un grupo en general—. Mi padre trabaja en las noticias. Dice que la gente no debería tener que mirar a la gente fea.
—¿Eso es lo que piensas? —Arqueó una ceja oscura—. ¿Que todos deberíamos transformarnos para ser como tú quieres que seamos, Kyle Kingsbury?
Me sobresalté ante mi nombre. Estaba claro que nunca antes la había visto. Pero por supuesto ella si me conocía a mí. Todo el mundo me conocía. Probablemente sufría algún patético enamoramiento conmigo.
—Sí —dije—. Sí. Eso es lo que creo. Eso es lo que sé.
Se acercó a mí. Sus ojos eran de un verde brillante y su nariz era larga y aguileña.
—Entonces será mejor que nunca seas feo, Kyle. Eres feo ahora, por dentro, donde realmente importa, y si alguna vez pierdes tu atractivo, apuesto a que no serías lo suficientemente listo o fuerte para recuperarlo. Kyle Kingsbury, eres bestial.
Bestial. La palabra pertenecía a otra época y lugar. Me hizo pensar en cuentos de hadas, y sentí un raro cosquilleo, como si en el vello de mis brazos se hubiera prendido fuego a causa de su mirada. Me los froté.