Capítulo 1
Traducido por: Ringo
La primera vez que le vi., una niebla espesa y gris se cernía sobre los campos de trigo, restos de niebla se desplazaban entre los tallos muertos. Era una mañana oscura, justo después del Día del trabajador, y estaba esperando por el autobús del colegio, absorbida en mis pensamientos, detenida al final del sucio callejón que unía la granja de mi familia con la calle que daba directamente con la ciudad.
Estaba pensando en la cantidad de veces que seguramente había esperado a aquel autobús durante doce años, pasando el tiempo como los típicos nerds en campeonatos de matemáticas, haciendo cálculos mentales, cuando lo vi a él.
Y entonces, ese familiar trozo de asfalto, me resultó horriblemente desierto.
Se encontraba bajo la sombra de una enorme haya al otro lado de la calle, con los brazos cruzados en el pecho. La parte inferior del árbol, estaba formada por ramas gruesas que se enredaban alrededor suyo, casi ocultándolo con hojas y sombras. Aunque era obvio que era alto y vestía una gabardina larga y negra.
Se me encogió el corazón y tragué con fuerza.
“¿Quién se ocultaría bajo un árbol, al amanecer, en medio de la nada, con una gabardina negra?”
Se tuvo que dar cuenta de que lo observaba, porque se movió un poco, como si quiera irse. O quizás cruzar la carretera.
Nunca imaginé lo desprotegida que podía estar todas aquellas mañanas mientras esperaba allí sola, pero la comprensión me golpeó de repente.
Miré al final de la calle, con el corazón a mil.
“¿Donde está el estúpido autobús? ¿Porqué mi padre tiene que querer tanto el transporte público? ¿Por qué no puedo tener un coche como casi todos los alumnos del último curso?
Oh, No. Tengo que compartir el viaje para salvar el medio ambiente. Cuando me secuestre ese chico raro de debajo del árbol, papá seguramente insistirá en que mi foto solo aparezca en cartones de leche reciclados…”
En el pequeño segundo que malgasté quejándome de mi padre, el extraño había salido de debajo del árbol y se me acercaba, justo cuando el autobús, gracias a Dios, venía a unos 50 metros, podría haber jurado que le escuché decir ‘Antanasia‘.
“Mi nombre anterior… El que me pusieron en mi nacimiento, en el Este de Europa, antes de que me adoptaran y me trajeran a América, cambiándome el nombre a Jessica Packwood.”
O quizás estaba imaginándome cosas, ya que casi no lo escuché por el sonido del autobús llegando, El viejo Dilly, me abrió las puertas.
“Lindo, lindo autobús número 23. “
Nunca antes había estado tan feliz de subirme en él.
Con su familiar gruñido. -Buenos días, Jessica-
El viejo Dilly arrancó y me dirigí tropezando por el pasillo, buscando un asiento libre o una cara conocida entre los pasajeros medio groguis. A veces apestaba vivir en la Pensilvania rural. Los chicos de la ciudad seguramente aún seguirían durmiendo, sanos salvos en sus camas.
Encontré un sitio al fondo del autobús y me senté aliviada. Alo mejor estaba exagerando. Puede que hubiera sido mi imaginación, o que demasiados anuncios de los más buscados de América me hubieran afectado. O quizás el extraño realmente tuviera malas intenciones
… Me diré y mire por la ventana trasera, el corazón me dio un vuelco.
Él seguía allí, en la carretera, con los pies envueltos en botas a cada lado de la doble línea amarilla, con los brazos aún cruzados, mirando al autobús alejarse. Observándome.
“Antanasia…”
¿De verdad lo había escuchado llamarme por aquel antiguo nombre ya olvidado?
Y si sabía ese oscuro dato, ¿Qué más conocía ese extraño, que retrocedía entre la niebla, sobre mi pasado?
Más importante ¿Qué quería de mí?